De esta manera se hace referencia más bien a la abstracción de la infraestructura física (técnica) de la nube frente al usuario final.
Como es natural, cada nube tiene una infraestructura física muy concreta, muy potente y estratégicamente diseñada e implementada.
En concreto Azure, la nube de Microsoft, dispone de una plataforma basada en una red que, en 2015, estaba constituida por más de un millón de servidores distribuidos en sus centros de datos localizados en 140 países, que prestan un servicio 24x7x365.
Esta gigantesca plataforma crece y mejora cada año gracias a que Microsoft invierte continuamente
en nuevos centros de datos, en el crecimiento de los ya existentes y en la adaptación de toda la plataforma a las últimas tecnologías.
La red global de Azure con su amplia distribución geográfica a lo largo del mundo y su enorme potencia, garantiza a sus usuarios una alta seguridad de sus datos y una disponibilidad cercana al 100% a unos precios muy rentables.
Esta prestación ininterrumpida de servicios se consigue gracias a la posibilidad de contratar diferentes opciones de replicación/redundancia a prueba de cualquier incidencia software o hardware de la plataforma.